Al perro Argo, no logró disfrutarlo Ulises, que partió a la guerra, pero sí en cambio su esposa Penélope lo sirvió y disfrutó y se hizo servir muy bien por él, en demasía.
¡Oh glorioso can Argo que tanto te serviste de la reina tu Señora y Dueña!
¡Cuántas veces la anudaste, y aliviaste su dolor por el marido extraviado, y llenaste su salud sexual cubriéndola con semen lustral, heredad de los dioses, atemperando su fatigado dolor con tu nudo!
¡Oh fielísimo Argo, a tu amo honras atando a tu dueña en su ausencia, para que el cuerpo y la mente femenil libe el néctar del sexo bestial y sea su pena más llevadera!
¡Con cuanta fidelidad la ataste e inundaste sus entrañas!
¡Con cuanta osadía te montabas a sus espaldas de Reina y sin miramientos sacabas tu nudo adentro de su regia vagina!
Ciertamente fue tu nudo un amparo en los años amargos, y tu precioso semen en sus entrañas la ambrosía que la saciaba momentáneamente. Argo fiel, custodio de tu dueño y de tus Señores te portaste como un animal digno de reyes. Salud a ti en el cielo de los perros. Por siempre.
¡Oh glorioso can Argo que tanto te serviste de la reina tu Señora y Dueña!
¡Cuántas veces la anudaste, y aliviaste su dolor por el marido extraviado, y llenaste su salud sexual cubriéndola con semen lustral, heredad de los dioses, atemperando su fatigado dolor con tu nudo!
¡Oh fielísimo Argo, a tu amo honras atando a tu dueña en su ausencia, para que el cuerpo y la mente femenil libe el néctar del sexo bestial y sea su pena más llevadera!
¡Con cuanta fidelidad la ataste e inundaste sus entrañas!
¡Con cuanta osadía te montabas a sus espaldas de Reina y sin miramientos sacabas tu nudo adentro de su regia vagina!
Ciertamente fue tu nudo un amparo en los años amargos, y tu precioso semen en sus entrañas la ambrosía que la saciaba momentáneamente. Argo fiel, custodio de tu dueño y de tus Señores te portaste como un animal digno de reyes. Salud a ti en el cielo de los perros. Por siempre.